Cultura

Entretextos: “Lo infinito de un verbo”, siete poemas para un intento de Montserrath Otegui

La reconocida bailarina, coreógrafa y docente radicada en Mar del Plata comparte una serie de textos poéticos con los lectores de LA CAPITAL.

Por Montserrath Otegui

El aroma de un color

Me verás por primera vez al mirarte

y acechará con certeza una temprana muerte

la caída del cielo en aguas profundas

temblar en tus manos

y un grito rasgando su propio verbo:

sálvate.

Recorrerás una calle aguardando una última pureza

entenderás que un alma se puede morir dentro de una entrega

no era suficiente cerrar los ojos

la última inocencia no canta cuando se desvanece en los dedos

me huiré lejos y temprano

podré caer sin romperme

sabrás el color del amor

cuando se traiciona a si mismo

lo que se anticipó a ser una calle desierta

el sabor de una tristeza cabalgando

tus ojos se abrirán en mi cuello de cisne helado

y sabrás que corté mis alas

para dejarte adentro.

Un Caín para Abel

La sangre clama

dicen tarde

el grito como un rayo

lo que tiene el aire es que no se ve

no caben mil leguas

lo que era un destino

y su condena

Pretérito ausente

Yo tuve una estrella a modo de lunar

y un amor torcido al costado del tiempo

ausencia es el color de la noche

y cobarde la sed

yo tuve un camino donde amar era pertenecer a una sola piel.

Inocencia de la caída.

Yo quería ser única.

El Hilo que coserá

No sólo el amor huyó al verme tan hambrienta

la desmesura

y descosida

nadie se queda cuando el abismo asoma.

Un día que se detuvo

No pude mirar atrás

iba hacia una promesa

no podía saber que mentían

alguien quedó en silencio viéndome marchar

no sólo me robaron una calle

alguien quedó en mi lugar viviendo.

Lo que alcanza una posibilidad

Era una carta de amor a lo infinito de un verbo

un latido se mueve

aunque nadie lo vea

Hallado

He olvidado el pálpito primero

he partido hacia una última inocencia.

¿Quién eres tú que caminas a mi lado?

He recorrido todos los silencios y todas las auroras

para pronunciar un nombre / para ser alguien

y pese a tanto absurdo inefable

podría reconocer tu voz entre todos los rostros de este mundo.

He caminado todas las noches y todos los días

aguardando la promesa que da el amor cuando sucede

toda eternidad reducida en tu mirada

toda inmensidad concluida en nuestro abrazo

todo nacer o morir

ser toda sombra o prodigiosa luz

pupila o misterio

aire o grito

para encontrarte.


 

Montserrath Otegui es una reconocida bailarina, coreógrafa y docente argentina, nacida en Buenos Aires y radicada en Mar del Plata, con una destacada trayectoria nacional e internacional. Fundadora de su propia compañía de danza y del instituto que lleva su nombre, dirige también la Fundación Montserrath Otegui, enfocada en la inclusión social a través del arte. Su trabajo se caracteriza por una visión filosófica y espiritual de la danza, con un fuerte compromiso con la transformación humana y social desde la sensibilidad artística.

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